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viernes, 14 de febrero de 2014

Sabrina

Mi nombre es Sabrina, tengo 24 años. Antes de conocer el trabajo de la Universal, mi vida estaba totalmente destruida.
A los 8 años de edad fui abusada sexualmente por el hermano de mi padrastro. La última vez que fui abusada, mi ex padrastro llegó en el momento del acto y comenzó a agredirlo al muchacho, cortándole el rostro con un cuchillo. Su familia dijo que yo pagaría con la misma moneda.
A partir de entonces comenzó un tormento en mi vida. A los 14 años ingresé a los vicios (bebidas alcohólicas, cigarrillos y drogas) y comencé a estar no solo con varios muchachos, sino con muchachas también, a fin de llenar el vacío que existía en mí, y me hundí cada vez más en el alcoholismo. A los 21 años ya era totalmente adicta, tenía que tomar todos los días para saciarme. Mi desayuno era una lata de cerveza.
Un domingo de Día de la Madre, al salir a la calle, vi que una mujer extraña estaba agrediendo a mi hermano menor, que ya estaba sangrando. Entonces corrí y la empujé. Fui a levantar a mi hermano. Ella rompió un vaso en mi cabeza. Al darme vuelta, hincó el vaso roto en mi rostro, haciendo un corte en toda la mejilla del lado izquierdo, desde la cabeza hasta el cuello.
Fui llevada al hospital desmayada, estando entre la vida y la muerte. Me dieron 182 puntos, tuve incluso que recibir donación de sangre. Estaba en un hospital sin recursos y tuve que ser atendida en la morgue. Estuve 2 meses alimentándome por sonda. Después de eso tuve depresión profunda debido a las secuelas de la agresión y, por tener todo mi cabello cortado, estuve en un estado tan malo que incluso recibí un certificado de demencia.
Intenté matarme dos veces. En la primera, tomé un cóctel de remedios con aguardiente, y en la segunda, intenté ahorcarme colgada con una sábana, pero se cortó.
Con mucho odio y sed de venganza, intenté matar dos veces a la muchacha que me cortó, quería ver su destrucción total. Pero, gracias a Dios, no obtuve éxito.
En esta fase de mi vida ya no tenía ninguna perspectiva más.
Pero todo cambió cuando, por medio de una invitación, llegué a la Universal, donde empecé a buscar ayuda. Con esta ayuda, hubo un cambio total en mi vida. Perdoné a la muchacha que me cortó, también al hermano de mi padrastro, que abusó de mí, y así me liberé de todo rencor. Pude conocer verdaderamente al SEÑOR JESÚS.
Hoy soy una joven transformada. Me liberé de los vicios, de la depresión, de la homosexualidad y de todo lo que me llevaba a tener una vida triste y vacía. Recibí el Espíritu Santo y, por eso, tengo alegría de vivir. Y esta alegría que tengo quiero transmitirla al máximo de personas, para ayudarlas a que tengan sus vidas transformadas como lo fue la mía.
Sabrina

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