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viernes, 14 de febrero de 2014

Augusto

A los 14 años yo ya era un triste ejemplo para la juventud, pues era un voraz consumidor de narcóticos. Consumía marihuana, cocaína, pegamento, bebidas alcohólicas, e incluso una explosiva mezcla de cocaína y crack estaban en mi acostumbrado “menú”. Una bomba que poco a poco reventaba mi vida.
Cantaba en un grupo de rap. En los shows que hacía, las letras de las canciones hablaban de respeto, consciencia, humildad, pero yo no vivía lo que decía, al contrario, me hundía y me perdía cada vez más mientras aconsejaba a los demás. Tenía relaciones informales con varias muchachas sin tener una relación seria con ninguna de ellas. Y eso solo me dejaba más vacío.
Mi fondo de pozo fue cuando sufrí un accidente. Fui atropellado por un auto que iba a 70 km/h. Si hubiese muerto allí, mi alma hubiera estado condenada, pues estaba muy drogado con marihuana y alcohol. Con la pierna toda enyesada, caí en una profunda depresión.
Fue entonces cuando me detuve a pensar qué estaba haciendo con mi vida, sabía que necesitaba cambiar, pero no tenía fuerzas.
Hasta que un día, viendo la programación de la Universal, noté algo diferente.
Noté que no era feliz y que vivía de ilusión. Siete años usando drogas y era todo ilusión. Cantaba y hacía shows, pero era todo ilusión. Salía con varias muchachas, pero también era todo ilusión. Mi vida era una gran ilusión. A los ojos de los demás tenía todo para ser feliz, pero en mi interior solo existía angustia, depresión y un vacío enorme.
Y fue así que llegué a la Universal y comencé a transitar un camino diferente.
Fui acompañado por obreros y pastores que me ayudaron mucho. Conocí la Fuerza Joven Universal y comencé a participar del grupo, allí encontré a quien creyó en mí y me ayudó. Recibí el bautismo en el Espíritu Santo y mi vida se transformó por completo. Fui liberado de las drogas y de todos los vicios, el vacío que existía en mi interior fue llenado por la presencia de Dios y la depresión se transformó en alegría y ganas de vivir.
Después de un tiempo fui levantado a obrero y conocí a la que hoy es mi esposa. Fue entonces que nació el deseo de servir a Dios en el Altar. Me di cuenta de esas ganas cuando vi a otros jóvenes que pasaban por lo que yo pasé y que necesitaban una dirección, alguien que los orientara. Veía a los pastores y a los obispos llevando una palabra de fe a las personas, veía el ejemplo de aquellos hombres de Dios en el Altar, y recibí el llamado para ser como ellos.
Hoy, bien casado y con la vida transformada, tengo la honra de ser un pastor de la Universal, como así también coordinador de la Fuerza Joven Universal de Rio Grande do Sul. Mi esposa y yo nos dedicamos a eso, a ver jóvenes que llegan con la vida destruida, y son bendecidos, nacen de Dios y tienen la vida y la familia restauradas. Ese es nuestro verdadero salario, nuestro placer, nuestra alegría.
Pastor Augusto

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